En 1946 el inventor estadounidense James Watson Hendry construye la primera máquina de inyección de tornillo, que permite un control mucho más preciso sobre la velocidad de inyección y la calidad de los artículos producidos.

Esta máquina también permite que el material se mezcle antes de la inyección, de modo que el plástico coloreado o reciclado pueda agregarse al material virgen y mezclarse completamente antes de inyectarlo.

Hendry perfecciona su proceso de moldeo, que sigue siendo la base de los equipos en la actualidad, ya que pudo integrar sistemas para producir piezas huecas y complejas, que ofrecían mayores posibilidades de diseño, reducción de tiempo, costo, peso y residuos.

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